TRAVESÍAS ARGENTINAS

Travesias argentinas es un libro de viajes, de aventuras y, sobre todo, de búsque- das. Los hechos que narra son reales, son historias de argentinos que se mue- ven de un sitio a otro por distintos motivos: a veces huyen porque son perse- guidos (por tiranos, por pestes, por hambrunas), a veces buscan el sentido de sus vidas y se lanzan a lo desconocido. En general sus peregrinajes -colectivos o individuales- se transforman en crónicas heroicas hacia la libertad. Desde los senderos del Parque Lezama, que el autor recorre en su busca perso- nal, comienza a enhebrarse un relato que se interna en las perplejidades de la historia argentina y desanda el tiempo burlando la cronología. Al éxodo de la fiebre amarilla le sigue la expedición inaugural de Ulrico Schmidl acompañan- do a don Pedro de Mendoza y otro éxodo, el jujeño. Luego sobrevienen la odi- sea fantástica del perito Moreno’y los polémicos relevamientos de Sarmiento. Más adelante, los periplos literarios de Borges y Cortázar, y el absurdo intento bélico de recuperar las Malvinas. Con el objeto de entrevistar al filósofo Mario Bunge, se produce una reveladora excursión a Canadá que tiene a José Luis Ca- bezas entre sus protagonistas. Finalmente, el recuerdo de un inmigrante ruso que viene a la Argentina evoca la época de las grandes utopías. A todos atravie- sa el viaje actual, el inverso, el de la reconstrucción de las raíces; el de la bús- queda de la identidad perdida, el viaje a la semilla.
En cada uno de los relatos, Miguel Wiñazki conjuga historia y filosofía, litera- tura y periodismo para desarrollar una trama en tres dimensiones: las escenas -el alto- son cuadros humanos que conllevan una historia, los viajes -el an- cho- reconstruyen los movimientos de la historia, las reflexiones-la profundi- dad- son el “esfuerzo por encontrar un sentido a todo lo que pasa y a todo lo que permanece”. Así, Travesías argentinas se convierte en un libro-camino des- bordante de sugerencias, fruto de la percepción aguda del autor y de su exqui- sita sensibilidad, y también en un libro-espejo que, como El laberinto de la so- ledad de Octavio Paz, se propone desentrañar los misterios de la identidad de un pueblo con la osada virtud de sembrar más incógnitas que certezas.